El comportamiento de Franco y Lola

Franco & Lola son como el agua y el aceite.

Lola es una perra súper tierna, le encanta estar todo el día pegada de uno y nos persigue a donde vayamos. Siempre está pidiendo cariño y en cada oportunidad que tiene se tira al piso y se pone patas arriba para que le sobemos la barriga.

A Lola por lo general le gustan todas las personas y cuando vamos por la calle y alguien la quiere consentir se deja sin problema. Es la perra más noble del mundo y se deja hacer literalmente de todo así no se sienta cómoda o no le guste algo; se deja bañar fácilmente, cortar las uñas, peinar y limpiar las orejas y los dientes. Parece que le encantara ir al veterinario, todo el mundo la conoce, y siempre se le acerca a extraños o a los empleados y cuando ve a su veterinario o lo escucha se pone como loca de la felicidad, incluso allá dicen que ella es la mejor paciente.

A Lola no le gustan los otros perros y tiende a ser peleona y cuando vamos de paseo por la calle y ella va con su correa muchas veces les ladra a los perros y le gusta acechar carros. Cuando era chiquita era demasiado loca y muy dañina no hacía caso para nada, hoy en día hace un poco más de caso pero no es mucho.

Franco desde que llegó siempre fue un gordo muy juicioso, hacía caso y la verdad es que no hizo mayores daños, generalmente era tranquilo.

Le gusta llamar la atención ladrando todavía como un cachorro cuando quiere que le compartamos comida o cuando quiere que le demos algún juguete y lo que más le gusta es estar pendiente de Lola todo el día, olerla e invitarla a jugar.

Franco es un perro bastante independiente aunque con el tiempo se ha vuelto un poco más apegado a nosotros, antes siempre dormía en algún lugar de la casa que no fuera nuestro cuarto y ahora a veces duerme con nosotros por ratos.

A Franco no le gusta mucho que lo consientan, solo cuando el viene a buscar cariño, y es un perrito que necesita que le respeten su espacio, le gusta mucho socializar con otros perros pero cuando va amarrado con correa les ladra a todos, antes no le gustaba mucho la gente extraña pero hoy en día los tolera a casi todos. Desde chiquito ha sido un perrito muy inseguro y manipularlo o darle remedios, bañarlo o cortarle las uñas eran cosas impensables en el pasado porque siempre reaccionaba mal y con agresividad; sin embargo hoy en día hemos recorrido un largo camino y tenemos una mejor comunicación y respetamos sus necesidades, además aunque aún hay cosas que no podemos hacerle, hay otras que hemos logrado hacer que antes eran impensables.

En mi experiencia, creo que cuando uno tiene un perro uno se sesga y cree que el segundo va a ser igual en cuanto a su forma de ser y la verdad es que cada gordo tiene su propia personalidad con todas sus cosas buenas y también con todos los desafíos que eso implica.  A cada uno hay que darle lo que necesita y aprender a comunicarse de la mejor manera y hacer un esfuerzo por entenderlos y por hacer que tengan una vida feliz para que la convivencia sea agradable y placentera para todos y poder reducir el drama al mínimo.




 

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